El festival ha comenzado a rodar esta mañana con la inauguración de la exposición ‘Milana Bonita’ en el Centro Cultural San Jorge en homenaje a la película ‘Los Santos Inocentes’, rodada en Extremadura, que ha servido de inspiración a 30 artistas de diferentes disciplinas.

‘Milana bonita’ son las palabras que repite el viejo Azarías para referirse a su grajilla amaestrada. El pájaro es una de las piezas fundamentales en la narración de Los santos inocentes y tras su muerte, desencadenante de una trágica consecuencia. Azarías es un discapacitado que vive con la familia de su hermana, que trabajan de guardas y criados para una familia de terratenientes, y ayuda en las labores cotidianas mientras el ave siempre está posada en sus hombros.

Ese es el hilo conductor de la exposición que acoge hasta el 1 de abril el Centro Cultural San Jorge como parte de la programación del Festival Solidario de Cine Español de Cáceres 2011. La muestra, que lleva por título ‘Milana Bonita’, reúne la obra de una treintena de artistas concebidas ex profeso para esta muestra, que quiere aunar el homenaje a su director, Mario Camus, reciente Goya de Honor de la Academia de Cine, y a Miguel Delibes, fallecido el año pasado.

‘Los Santos Inocentes’ alude a un pasado extremeño que algunos prefieren no recordar. Sin embargo, el comisario de esta exposición, Javier Remedios, defiende que hay que quitarse “las malditas corazas”. “El cine puede ser real o imaginario. Puede estar ubicado aquí o allá. Está claro que si ponemos cortapisas a los rodajes nadie querrá llevar sus historias a nuestra región. Las Vegas es una de las ciudades más visitadas del mundo y todas las semanas vemos crímenes ficticios en televisión”.

Por eso, Javier Remedios cree que la cinta debe verse hoy “como una marvillosa película, veraz y creíble. Con una narrativa soberbia. Cada vez que la reviso me parece más universal, más imperecedera, con una temática que se podría extrapolar a la sociedad actual: las clases poderosas dominan los hilos que manejan a los mundanos”.

Pintores, fotógrafos, videocreadores, historietistas, diseñadores o escultores de dentro y fuera de la región ofrecen su visión particular en esta ecléctica exposición. El catálogo de participantes lo componen: Ana Hernández del Amo, Matilde Granado, Nacho Lobato, Luis Javier Morón, Javier Alcains, Sebastián, Roberto Carvajal, Alfonso Doncel, Pedro J. Gómez, César David, Teresa Sancho, Hilario Bravo, Miguel Villarino, Mon Montoya, Tete Alejandre, Daniel Hervás, Sergio Cordero y Papoose, Juan Pérez, María Jesús Manzanares, Pez- noche, Fermín Solís, Ion Echebeste, Nil Bartolozzi, Xavi Carbonell, Rodrigo Sánchez, Andrés Talavero, María José Chinchilla y Víctor Gibello.

Además de sus obras, podrán contemplarse imágenes inéditas y dibujos del rodaje de la película que se realizó en el cortijo El zajarrón de Alburquerque y que han sido cedidas por el extremeño Reyes Abades, que realizó los efectos especiales, y el cámara Manuel Velasco.

La participación de todos ellos ha surgido como una cadena. El comisario de la muestra, Javier Remedios, invitó en primer lugar a Mon Montoya, el pintor emeritense afincado en Segovia, y éste le propuso que cada artista al que llamara debía invitar a su vez a otro a participar y así se completó esta nómina dispar de participantes.

Hilario Bravo siempre afronta este tipo de encargos con “gran ilusión y demuestra sus dotes de gran cartelista”, explica el comisario Javier Remedios. Para la ocasión ha escogido la onomatopeya que utiliza Azarías para reclamar a su pájaro; invitó al pintor Miguel Villarino, que retrata en acrílico el vuelo del ave y su entorno. Ana Hernández del Amo invitó a Matilde Granados. La primera ha pintado un cuadríptico abstracto en óleo sobre papel en el que representa espacios tristes sesgados por la línea del horizonte extremeño; mientras que la segunda nos esboza la cabaña y la razón de seguir adelante.

Sebastián ha creado un pictograma en negativo, símbolo del volátil, mientras que Roberto Carvajal se ha fijado en planos de la película para recrear un final inesperado. Para Tete Alejandre el momento más importante es la educación, plasmada fotográficamente mediante las firmas de los criados. Su compañero Daniel Hervás ha realizado una composición geométrica de tres tramas de animales en forma de mosaico.

 

Alfonso Doncel ha buscado las raíces de los personajes, con técnicas artísticas avanzadas, para hacer un homenaje a un amigo y a su hija. Mientras Pedro J. Gómez se ha fijado en texturas de líquenes para mostrarnos la inocencia. María Jesús Manzanares presenta mediante un biombo, una puerta y un bordado tres estados de quietud del negro pájaro. Su artista elegido, Pez-noche, recrea la novela en las pastas de un libro y la película en una tira de postales.

Para María José Chinchilla y Víctor Gibello lo importante es el espacio, representado por la aridez del suelo, la desvencijada casa de los guardeses y la dehesa, ora de día, ora de noche. César David recrea en hierro la dualidad del señor y sus súbditos. Y Teresa Sancho ha compuesto un ready-made con una bobina de cine en la que la cinta es sustituida por una sarta a modo de morcillas. Andrés Talavero ha escogido el rostro que ve en la naturaleza y Juan Pérez ha esculpido la testa del hombre como ser inherente a su hábitat.

Azarías es dibujado por Fermín Solís como un inocente, ajado y paseante. Luis Javier Morón ha introducido a los personajes en cubículos separados con un estilo que se acerca a Edward Hopper, con cierta reminiscencia andaluza. Nacho Lobato da una lección de anatomía del córvido, diseccionándolo en una obra al más puro estilo de los códices leonardianos. Sergio Cordero y Papoose han creado una videocreación inspirada en la opresión y la resignación. Javier Alcaíns ha recurrido al pájaro cuando está sobre el tejado antes de iniciar el vuelo hacia el hombro de Azarías, ilustrado con una sencillez que nos traslada al medievo.

Ion Echeveste, que ahora vive en Burgos, es uno de los dibujantes y guionistas más importantes de la animación cinematográfica española. Ha decidido no utilizar su herramienta habitual y se fija en la encrucijada vida de Azarías realizando una pieza en maderas que recuerda a la obra de Lucio Muñoz. Nil Bartolozzi es un joven barcelonés, de estirpe de artistas, que refleja con un estilo neoexpresionista el mundo de visiones en el que vivimos. Xavi Carbonell que se busca la vida pintando en Nueva York ha imaginado árboles y Rodrigo Sánchez, cuyas portadas en la revista Metrópoli de El Mundo han sido consideradas por la Society for News Design (SND) como uno de los 25 momentos más influyentes en el moderno diseño de prensa, ha reflejado el instante inmediatamente después del disparo de escopeta que desencadena la tragedia en la película.

Todas las obras expuestas estarán en venta y los artistas destinarán un porcentaje de la misma al fin primordial del festival que es la solidaridad.